jueves, 4 de agosto de 2011

El higo y su flor, un secreto por descubrir


"Si pudiera traer un fruto del paraíso, este ciertamente sería el higo”

Mahoma

En un huerto lleno de plantaciones de manzanas, duraznos y claudias se oculta celosamente uno, el de higos. ´Este árbol más que frutos de vida´, asegura Laura Bonilla, propietaria.

A pesar que Laura vive de la agricultura, decidió no comercializar el higo porque lo considera tan delicioso y único que cada persona que quiera disfrutar de él ´debe hacer el esfuerzo de plantar el árbol con sus propias manos´. El fruto varía en tres colores: verde, morado o negro. Se lo puede cultivar una vez que su textura esté arrugada y al abrirlo se desprenda una lágrima de almíbar blanca.

Está compuesto por un ochenta por ciento de agua. Posee una cantidad de azúcar superior al resto de los alimentos. Es rico en minerales y fibras. Además, contiene una sustancia llamada cradina, que ayuda a la digestión, indica la nutricionista Fabiola Aldáz.

Es originario de Europa y Asia. Fue el español Francisco Pizarro, explorador y conquistador de Perú, quien plantó la primera mata de higo en Lima en 1532, cuenta el historiador Pedro Reino. ´Esto fue asimilado por los pueblos de nuestros Andes, desde entonces lo empezaron a llamar el árbol de Dios. Le dieron la fama de ahuyentar a los malos espíritus y atraer la fortuna´. En la Biblia se lo denomina como el árbol del conocimiento y de la fertilidad.

La sustancia blanca que se desprende de este fruto, cuando se lo corta, está relacionada con la fertilidad. En África se utiliza esta savia para elaborar brebajes contra la esterilidad y para la lactancia, afirma Reino.

´Rómulo y Remo, míticos fundadores de Roma, fueron amamantados por una loba bajo la sombra de una higuera´, relata Laura cada vez que se le pregunta por qué considera que el higo es único y da vida. También dice que tiene una especie de capullo invisible, donde está la flor.

Con esta fruta se elaboran platos como el pan que se hace con higos secos y almendras. Pasteles. El chivo asado acompañado de higos hervidos, de Perú. Pero el dulce de higos con queso fresco es un postre que se fabrica únicamente en el Ecuador, especialmente en la época de Semana Santa, afirma Laura.

Esta es una costumbre ancestral que, según el sacerdote Hugo Cisneros, rescata las antiguas tradiciones y ayuda al hombre a conectarse con Dios, más aún en esta temporada.

Laura no es católica pero cree que el higo le ayuda a encontrarse con su interior. El sabor en sus papilas gustativas permanece largo tiempo y le ayuda recordar cada historia relacionada con esta fruta.

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